Para la empresa, un servicio de inclusión laboral para personas con discapacidad es, en realidad, un servicio externo de recursos humanos. y selección de personal y, además, con el valor añadido de la discapacidad.
Esta afirmación, a priori, puede parecer una contradicción, pero no lo es porque el resultado final para la empresa son trabajadores potenciales que pueden desempeñar el puesto con total normalidad independientemente de la discapacidad y con una serie de ventajas extras precisamente por esta discapacidad.
Las ventajas, que van desde incentivos económicos y fiscales hasta mejoras de imagen corporativa o clima laboral, ya las vimos en un artículo anterior. Pero, ¿cómo garantizamos esa compatibilidad de la discapacidad con el puesto de trabajo? Pues con un análisis transversal de la persona apoyado en un trabajo en red con otros recursos y servicios. Veámoslo:
Inicialmente, se realiza un análisis de lo que hemos denominado áreas de la persona esenciales para el acceso y mantenimiento de un empleo. Estas áreas son: personal, familiar, económica, social, formativa, laboral y de discapacidad. Se trata de detectar problemáticas concretas que podrían dificultar la búsqueda de empleo, asistir a una entrevista de trabajo o garantizar la continuidad en el puesto. Una vez detectadas, se establece una coordinación con otros recursos y servicios (de atención a la violencia de género, servicios sociales, de salud mental, viviendas tuteladas, oficinas LABORA, centros de formación…) para ir paliando estas carencias o cubrir necesidades (formativas, de vivienda, de salud, económicas…). Así, conforme mejora su nivel de empleabilidad, la persona avanza en las fases de su itinerario individualizado de inclusión social y laboral. Estas fases, grosso modo, son: de exclusión social y pobreza, de desarrollo de competencias básicas para el empleo y orientación vocacional, de desarrollo de competencias específicas, digitales y de formación profesional, de búsqueda activa de empleo, de contratación y seguimiento y, por último, de mejora de calidad de vida gracias a un empleo.
Todo esto proceso, cobra una especial importancia cuando la persona tiene una discapacidad intelectual y/o por problemática de enfermedad mental y además está en situación de exclusión social. Pero incluso en estos casos, el resultado final para la empresa, como apuntábamos, son potenciales trabajadores poque han superado un proceso y cuentan con una red apoyo integral que garantiza que podrán desempeñar la vacante como cualquier otra persona ya en plantilla.
El proceso es muy sencillo: la empresa indica qué vacante debe cubrir, normalmente cumplimentado un asequible formulario donde se recogen, además de datos comunes como las funciones del puesto, otros datos relativos como la necesidad de carga de peso, permanecer de pie o de nivel de ritmo de trabajo; la visita al puesto de trabajo por parte del/la técnico/a, si es posible, reforzará esta recogida inicial de datos; y posteriormente se derivaran desde el Servicio de Empleo el currículum de los demandantes de empleo que cumplen con los requisitos del puesto y cuyo perfil de discapacidad es compatible con el mismo. En definitiva, un servicio externo de recursos humanos para la empresa.
UPAPSA facilita a los asociados de AIJU información personalizada y asesoramiento para la utilización de este tipo de servicios.
UPAPSA Servicio de Empleo
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